top of page

Señor Voro

  • Foto del escritor: Sergio Vázquez
    Sergio Vázquez
  • 28 ene 2017
  • 3 Min. de lectura

“-¿No te gustan las bromas? –Sí, me gustan mucho, pero no con los nombres. El nombre es como una bandera". Por quién doblan las campanas

En el primer capítulo de The Wire, McNulty conversa con un joven justo después del asesinato de su amigo. Cuando el policía y protagonista de la serie le pregunta por el nombre de su colega, responde que le llamaban Moco. "¿Moco?", pregunta McNulty. "Mocarro", precisa el chaval. McNulty insiste en conocer el origen del apodo, a lo que su compañero de plática no puede responder. Es entonces cuando el agente decide construir su propia teoría. "La madre del chaval lo bautiza como Omar Isaiah Bets y un día que se olvida la chaqueta empieza a moquearle la nariz, y un gilipollas, en vez de darle un cleenex, le llama Moco, y Moco que le queda para siempre. No parece justo". Nadie dice que los apodos estén bien puestos, aparecen y ya está. Un día, al actual entrenador del Valencia decidieron llamarle Voro cuando sus padres habían dado en el clavo poniéndole el nombre de Salvador.

Cuando todavía era jugador del Valencia, en 1988, Voro fue entrevistado justo después del cese de Alfredo di Stéfano como entrenador. Roberto Gil tomaba las riendas del equipo, y cuando Voro fue preguntado por el relevo, respondió: "Todo cambio de entrenador afecta, pero en este caso afecta poco porque a Roberto le conocemos todos, ha estado de secretario técnico del equipo y todos hemos tenido relación con él. El cambio no es drástico porque es una persona de la casa y conocida". 29 años después, cualquier jugador de la plantilla del Valencia podría firmar estas declaraciones si le preguntan por Voro. Roberto Gil, también exjugador che, debutó con un empate en campo del Osasuna, el mismo resultado que cosechó Voro en su vuelta al equipo en Liga después de la espantada de Prandelli. Claro que lo de Voro fue algo así como un rerereredebut.

Es la quinta vez que toma las riendas del equipo y en todas se ha repetido una actuación ejemplar. Voro ha dirigido al Valencia en un total de 16 partidos, con un balance de 10 victorias, 2 empates y 4 derrotas. En Liga, su acierto aumenta con 8 triunfos en 12 encuentros. Especialmente meritorio fue cuando cogió al equipo en el año 2008, glorificado por la victoria en Copa con Koeman, que fue despedido por el atosigue del descenso. 12 puntos de quince posibles, con Salvador en el banquillo, alejaron los fantasmas de Paterna.

Esta temporada, la epopeya de Voro se ha superado después de dirigir al Valencia en dos tramos distintos de la temporada. Perdió en el doble enfrentamiento en Copa ante el Celta, en unas de esas derrotas que son prácticamente victorias por el plus de descanso. En Liga, donde se está cociendo el fuego fallero, ganó a Alavés Y Leganés y perdió contra el Atlético. En el reciente tramo, empate ante Osasuna y victorias ante Espanyol y Villarreal, en un partido en el que el Valencia dejó la puerta a 0 por primera vez en todo el campeonato. Con él en el banquillo, el conjunto che ha sumado 13 puntos en 6 partidos; sin él, 6 puntos en 13. El orden de los factores aquí sí altera el producto. Su porcentaje de puntos conseguidos (72%), solo está detrás deL de Zidane y Sampaoli. No cuesta imaginarle como el Señor Lobo, diciendo aquello de "estoy a 30 minutos de allí...llegaré en 10".

Si hay algo diferente en esta última vez que Voro se ha puesto el traje de bombero, es que no hay fecha para que se lo quite. Ya no va a ser un entrenador puente como sucedió después de Koeman, o entre Pellegrino y Valverde, entre Nuno y Neville o entre Ayestarán y Prandelli. Quizás ya no importe el próximo entrenador que venga, sino cuándo se va a marchar para que vuelva Voro. Ya ha pasado de profesor sustituto, ese que te dejaba adelantar los deberes cuando el titular faltaba a clase, a interino. Y ha entrado en clase escribiendo un lema en la pizarra "No se puede gestionar un equipo desde la amistad". Todo ello para conseguir un objetivo: la permanencia, que es como sacar un 5 matemáticas o pasar de curso con dos asignaturas pendientes. El objetivo es la salvación. A las cosas hay que llamarlas por su nombres y a Voro habría que llamarle Salvador.

Comments


bottom of page