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El ladrón de ideas

  • Foto del escritor: Sergio Vázquez
    Sergio Vázquez
  • 28 oct 2016
  • 2 Min. de lectura

"El talento no es un don (cosa), sino un proceso (aprendizaje) y no está al principio, sino al final de la educación y el entrenamiento". Cita del filósofo José Antonio Marina que aperece en La Metaforsis, de Martí Perarnau

Con camisa y pullover, vestido con elegancia informal, Martí Perarnau se rasca la cabeza mientras explica cuál ha sido su particular metamorfosis entre Herr Pep y el segundo libro sobre Guardiola. Le ha seguido durante tanto tiempo que probablemente no se haya dado cuenta de que ha asimilado sus gestos, de que él también es ya un ladrón de ideas. "Podemos y debemos aprender" fue su leitmotiv de la presentación.

Para llegar a una meta, podemos servirnos de la inspiración o del esfuerzo. En el primero, que es el camino más corto, reside un punto de independencia, de anarquía, una chispa de fugacidad que no es más que un atajo hacia el objetivo. En el esfuerzo, en cambio, se esconde lo racional, lo milimetrado, una actuación que depende de una actitud proactiva y no siempre con final exitoso. Solemos achacar al trabajo intelectual y, en definitiva, al de las ideas, una vertiente creativa que proviene únicamente de la inspiración. Catalogando a Pep como un tipo apasionado y frío, Perarnau cuenta que no es la pasión lo que le mueve. Es el aprendizaje. Quizás por eso ya no le interesara continuar en el Bayern de Múnich, porque mientras algunos se rasgaban las vestiduras diciendo que la no victoria en Champions era un fracaso, él mismo, algunos meses antes, ya había decidido que su obra había acabado. Ahora quiere construir una nueva, desde el aprendizaje o el robo de ideas, que viene a ser lo mismo. "Las ideas son de todos, yo he robado tantas como podía", explica Guardiola en Herr Pep. Quizá sea un buen momento para robarle a Juan Tallón, que decía que en la literatura nunca se paga lo que se debe, porque Faulkner no pagó a Dickens, Onetti tampoco a Faulkner, ni Vargas Llosa a Onetti.

En un tiempo en el que estamos más acostumbrados a querer enseñar no hay que olvidar lo importante que es seguir aprendiendo. Me fui convencido de ello, rascándome la cabeza mientras leía la dedicatoria de Perarnau y pensando en qué pullover podía combinar con mi camisa.

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