Cuestión de prioridades
- Sergio Vázquez
- 11 mar 2016
- 4 Min. de lectura
Había expectativas de que la eliminatoria entre Borussia Dortmund y Tottenham era una de las más atractivas, sino la mejor, de esta Europa League que se cree Champions. Lo que se ignoraba es que no todos los equipos tienen esta competición como prioritaria. Los locales salieron a morder, a jugar el partido de ida y también el de vuelta. Los de Tuchel encontraron el camino allanado por un rival que prácticamente tiró el trofeo, anhelando el fin de semana para jugar la Premier League. La desidia visitante más el vendaval del BVB acabó con 3-0 y una superioridad total.

Aunque no lo pareció, en el Signal Iduna Park se encontraban los segundos clasificados de sus respectivas ligas. Ambos llegaban además tras haber empatado la pasada jornada en un partido clave. El título se les escapó un poco más. Al Borussia Dortmund porque no le recortó al Bayern de Múnich y al Tottenham porque vio cómo se alejaba un poco más ese sueño llamado Leicester. Tuchel supo pasar de página, tornándose camaleónico y pasando en tan solo cinco días de crearle problemas a Guardiola en un juego de contraataque a someter a los Spurs a partir del balón. Lo más meritorio es que mutó de estilo con apenas dos cambios -jugaron Castro y el otrora portero titular Weidenfeller-. De forma antagónica, Pochettino solo repetía con Lloris, Eriksen y la pareja de centrales. Ni rastro de Kane, Delle Alli y compañía.
Que Tuchel es uno de los entrenadores revelación de la temporada es algo ya sabido. Cambió el guion pero el esquema era muy parecido con tres centrales y dos carrileros muy activos. Uno de ellos, Durm, empezó especialmente hiperactivo. La pizarra permitía permutas constantes a base de toque y verticalidad. Estas cualidades posibilitaron una ocasión del propio Durm, a pase del tododelantero Aubameyang. Gracias a la movilidad constante del BVB, poco después sería el gabonés el que finalizaría la jugada. El inicio era ya fulgurante del Borussia Dortmund, lo que se conoce como un auténtico vendaval. Asomaba en el área con muchos toques, pocos y más directos, por el piso o por el aire, con disparo desde cerca o desde lejos. Precisamente de disparo lejano probó Mkhitaryan. Al rechace marcó Aubameyang, pero en fuera de juego bien visto por el asistente. Al cuarto de hora se contaban cuatro ocasiones para los locales, con Aubameyang más desencadenado como Jaime Foxx en Django. Lo mejor para el Tottenham, el resultado; lo peor, que no pasaba del centro del campo.
El primer asalto duró quince minutos, en los que el Tottenham estuvo contra las cuerdas, recibiendo ganchos por doquier. Cuando se le empezó a hinchar el ojo pudo zafarse al fin. Ganó en estabilidad defensiva y los acercamientos de los locales bajaron en número. Pero cuando iba a sonar la campana que finiquitaba los segundos 15 minutos, el Borussia Dortmund golpeó al mentón inglés. Lo había estado haciendo con la derecha -o por la derecha- con Durm. El puñetazo vino por la izquierda, con un centro medido a la testa de Aubameyang, que marcó demostrando que no solo es un velocista. Entre otras muchas cosas, es goleador. Este era su gol número 33 de la temporada y el quinto en Europa League.
Lo que quedaba de primer tiempo sirvió para confirmar que cuando combinan y tocan, los de Tuchel son una maravilla. También quedó claro que el Tottenham salió al partido como si la eliminatoria le estorbara.
Estaba por ver si el Tottenham salía al segundo tiempo o mejor dicho al primero, porque no había comparecido en el encuentro. Lo que estaba claro es que los locales iban a lo suyo. Y lo suyo era inclinar el campo y trenzar jugadas de tiralíneas. Otra perfecta combinación acabó en doble ocasión, la última de ellas escupida por el palo, como ya les había pasado 9 veces a los amarillos en Europa League. Lo mejor para el Tottenham seguía siendo perder por la mínima y que había minimizado decentemente la sangría.
Pero el partido se ponía caprichoso cada quince minutos. En la primera quincena se produjo el vendaval, en el treinta llegó el gol y en el 45 el descanso. En el 60 tenía que pasar algo. Como el BVB creaba menos peligro en jugada, aprovecharon el balón parado. Un córner defendido pasivamente por los Spurs lo peinó Subotic, que estaba solo, casi tanto como Reus cuando estampó a bocajarro el balón contra la red. El Tottenham seguía sin asistir al partido y los locales se vinieron arriba, una vez más. Las combinaciones de Playstation seguían llegando, y también llegó el tercero. Reus, de nuevo, puso la guinda a otra magnífica jugada y se desquitaba de una temporada poco regular, quizás la nota menos positiva de este Dortmund de Tuchel.
En los últimos quince -así había decidido fraccionarse el partido- bajaron las revoluciones. Nada cambió en el Tottenham, que salió a calentar al Signal Iduna Park, quizás porque se confundió de horario y creía que el partido empezaba a las 21.05. O quizás porque ambos querían cerrar la eliminatoria en el partido de ida por la vía rápida, unos a su favor y otros a lo que dictara la fortuna. La prioridad para los locales está claro que es ganar la Europa League. Pochettino parece que no quiere ni verla y ya casi la ha arrojado. Se reservó en lo físico pero veremos si no le pasa factura en lo anímico el auténtico repaso que le dio el Borussia Dortmund.
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