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Charles y Cop juegan al despiste

  • Foto del escritor: Sergio Vázquez
    Sergio Vázquez
  • 14 dic 2015
  • 4 Min. de lectura

"Pocas veces ocurre, pero cuando algo va muy mal, cuando ese algo se dirige directamente al precipicio, de pronto se tuerce y va bien". El váter de Onetti, Juan Tallón.

Aunque parezca un titular con sorna, no lo es. Los delanteros del Málaga copan por primera vez los titulares y solo por motivos loable, en gran parte porque su rival se ha empeñado en ello. Se cruzaban en Vallecas dos tendencias totalmente distintas. Si en un partido se esperan goles, es en el del Rayo Vallecano; si quieres ver un 0-0 tedioso tan solo tienes que visionar al Málaga. Son dos equipos que, en lo suyo, tienen la fama y además cardan la lana. Por algo los de Jémez son el equipo más goleado junto al Levante, y por algo también el Málaga se presentaba en Madrid sin haber tan siquiera anotado como visitante. La calma contra la hiperactividad. La nada contra el demasiado.

Javi Gracia personalizó la sequía goleadora lejos de la Rosaleda en Charles, por eso le dio el peto de suplente y otorgó la oportunidad a Cop, que, obviamente, no se había estrenado como anotador. En el Rayo no estaba Ebert, que no había hecho lo suficiente para considerarlo una baja importante, y Jozabed volvía a su teórico puesto ante la ausencia de Baena, esta sí más sensible. El Málaga, sabedor de su escasa creatividad, intentó presionar arriba para recuperar cerca de la portería rival y así no tener que trenzar una jugada larga. El Rayo salía casi siempre airoso de la débil telaraña malaguista, y Bebé, uno de los muchos jugadores con los que Jémez ha tenido desencuentros, personalizaba los ataques desde la izquierda. La amplitud que daban el propio Bebé y Lass permitía mucho espacio en el medio, lo que aprovechó el Pablo, el jugador más centrado de los la línea de mediapuntas. Asistió a Javi Guerra, un ex del Málaga del que muchos se acuerdan ahora. Lo que para otros no es ni media ocasión, para él es gol seguro.

Que el Málaga es inoperante en ataque se sabía, pero el nerviosismo en defensa era nuevo, lo que demostraba la respetable cifra de 13 goles encajados por Kameni. El ataque del Rayo seguía volcado a la izquierda, quizás por esa vertiente obrera del equipo de Vallecas. Los de Gracia, no creaban peligro y se veían superados tanto en el medio como en la defensa. Emulaban a la perfección un equipo desnortado, sin alma y sin plan, con un entrenador tirando de los bandazos típicos antes de una destitución, como dejar fuera a Tissone.

Pero tan complicado es estar en el barro como tener que lidiar con un rival que pide clemencia en la lona cuando faltan 70 minutos. En el encuentro, de pasar mucho se mutó a no acontecer nada, un escenario en el que el Málaga se encuentra más a gusto. Los andaluces son mejores en la igualdad en la nada que en el todo. Pero la nada era tan absoluta, que ni tiró a puerta en una primera parte que terminó con Lass más activo cuando se mudó a la izquierda.

El árbitro mandó reanudar el encuentro pero nadie le hizo caso, y el descanso continuó pese a que rodaba el balón y los 22 futbolistas estaban en el campo. Estaban, y poco más, sobre todo los malagueños con la sensación de que hasta el 1-0 le valía. A quien se le valía era al Rayo, que aunque parezca extraño, no le importaba que el partido estuviera insulso.

El Málaga se hacía el dormido y contagiaba al Rayo, lo que aprovechó Javi Gracia para introducir a Charles y no sacar a Cop, un movimiento que le daría el partido. Decía Gary Oldman en León: el profesional que le gustan los momentos de calma previos a la tempestad porque le recuerdan a las composiciones de Mozart. Algo parecido debió pensar Gracia, que con Charles agitó el encuentro. El brasileño, que igual acumula semanas sin marcar, entró y vio puerta en el segundo balón que tocaba, al tercer toque. Control, orientación y disparo. De manual, la media ocasión que había tenido Guerra en ese área también la aprovechó el ex del Celta.

Solucionó su problema el Málaga y se acrecentó el del Rayo: la salida de balón. Hasta se contagió el Málaga, quizás por compasión, y un error de Kameni no supo aprovecharlo Lass. No fue gol pero sí que sirvió para recordarle al Rayo qué número llevaba Kameni, muy tranquilo desde hacía un rato.

El partido cogió entonces tintes anárquicos, más acorde con la filosofía de Jémez. Lass lo seguía haciendo todo bien menos marcar, y Jémez emuló a su homólogo del Málaga con la opción del doble punta, como ese compañero de clase que se asoma al examen del vecino.

El partido estaba para cualquiera, pero una ocasión de Recio amedrentó al Rayo, errático en la salida de balón por fallos propios y, ahora sí, una optima presión del Málaga. Con Lass sin gasolina, los de Gracia parecían más cerca del gol si no hubiera sido por su escaso bagaje. Pero ya se veía venir que el Málaga había ido a Vallecas a jugar al despiste, y si Charles ya había celebrado un gol, ahora le tocaba a Cop para estrenarse en liga y darle la victoria la primera al Málaga como visitante después de ocho partidos.

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