Presión para el Rayo
- Sergio Vázquez
- 5 oct 2015
- 2 Min. de lectura
"El peor enemigo de la vida, la libertad y la decencia común es la anarquía total, su segundo peor enemigo es la eficiencia total", Aldous Huxley

Llegaban los equipos al encuentro separados con un solo punto y con la vitola de juego vistoso, lo que hacía dudar sobre quién iba a ser el poseedor del balón. Tras diez minutos de tanteo, los equipos se repartieron los papeles de la película. El Rayo, por principios, iba a tener el balón, y al Betis ya le venía bien tener un guion de presión alta. Apenas se habían asomado los de Vallecas al área de Adán cuando un error en la salida de balón, otra seña de identidad rayista, provocó la primera ocasión para los de Mel. La jugada acabó con un disparo potente pero centrado de Renella, el sustituto de Joaquín.
Los locales pagaban las dimensiones de su estadio y la presión organizada del Betis. Jémez sigue echando en falta a su brújula en ataque, y tan solo Bebé se mostraba desde la derecha. El ex del Córdoba se venía al centro para chutar o centrar, como un buen balón que envío a la cabeza de Guerra.
Jémez no quiso renunciar a sacar el balón jugado, y pronto lo pagaría caro. Westermann quiso demostrar cómo se hace. Recuperó el balón, se vino arriba imperialmente e hizo una pared con Rubén Castro. El delantero imprimió al primer balón que tocaba una parte de su olfato goleador, porque el central definió como un killer del área.
Decía Huxley que el peor enemigo de la vida es la anarquía, y justo detrás estaba la eficiencia. Quizás el Betis se llevó un partido sin brillo porque fue eficiente frente a un equipo anárquico, o al menos así fue el primer tiempo.
En la segunda parte, las oportunidades de los de Vallecas se limitaban a disparos sin demasiado sentido de Bebé. El brasileño tiene una confianza excesiva en su impredecible chut, a veces certero a veces tan defectuoso que acaba en saque de banda. Al Betis le bastaba con seguir esperando y pronto alcanzó el súmmum de la eficiencia. Cejudo se aprovechó de un error de Ze Castro y asistió al otro Castro, el del Betis, que marcó en el que bien pudo ser el segundo balón que tocó en el partido. El delantero asistió en el primero y definió en el segundo en la muestra personalizada de eficiencia que alcanzaron los sevillanos en Vallecas.
Avanzaba el encuentro y el Rayo intentaba agitarlo con Lass entrando por la derecha, pero el partido no adquirió los tintes desordenados que favorecen al Rayo. Con Joaquín sobre el verde, el Betis siguió ordenado e incluso tuvo una clara ocasión que el mito verdiblanco envío al palo tras dos regates de una clase sublime.
El Betis se llevó un encuentro sin brillo pero con mucha eficiencia, con una presión acertada y mucha precisión en ataque. El Rayo, lastrado defensivamente, está también falto de ideas en el centro del campo. No hay brújula en Vallecas, donde la sombra de Bueno sigue siendo muy alargada.
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