Duelo de altura
- Sergio Vázquez
- 28 sept 2015
- 3 Min. de lectura
"Te puedes adornar con las plumas de otro, pero no puedes volar con ellas", Lucian Blaga
Real Sociedad y Athletic empataron a cero, quizás porque ya es tradición -cuatro empates consecutivos en un derbi vasco- o más probablemente porque ninguno de los dos tuvo argumentos para llevarse el partido. "Se luchó más de lo que se jugó", declaró casi con lástima Rulli al finalizar el encuentro. El duelo fue de altura, por lo que se jugó por arriba, pero no estuvo a la altura de un derbi vasco.

El cuadro txuri-urdin se limitó a jugar en largo buscando la cabeza de Agirretxe. No se bailó al ritmo de Zurutuza, Vela ni Canales, sino al de Iñigo y Reyes, que surtían de melonazos al ariete de la Real. Moyes se puso cabezón en ese estilo sin tener razón, porque para ello se necesitan argumentos, en este caso aéreos, y no dispuso un equipo para ello. El Athetic aceptó el envite de jugar poco y saltar mucho. Los de Valverde se sentían cómodos de visitantes y jugando por el aire porque el Txingurri sí que tiene jugadores para ello.
Como dijo Lucian Blaga, el gran poeta rumano del siglo XX, "te puedes adornar con las plumas de otro, pero no puedes volar con ellas". La Real intentó crear peligro como su rival sí que era capaz, pero los tres mediapuntas de Moyes necesitan que el balón huela el césped. Utilizando más la testa que los pies, el partido se desarrolló en tintes guerreros más que futbolísticos. Lo más destacado de la primera parte fueron unas manos de Illarra y la sintonía de las dos aficiones. Da gusto ver dos camisetas rivales mezcladas entre la multitud.
Cuando comienza un capítulo de las grandes series, se hace un breve resumen de lo más destacado para no perder el hilo de la trama. El Athletic nos brindó un previously desde el pitido inicial del segundo tiempo, cuando retrasó el balón hasta Gorka, que lo rifó a los siete segundos de juego.
La Real se asomó al partido con una jugada hilvanada -por fin- entre Zurutuza y Canales, que a punto estuvo de aprovechar la eterna promesa. Pero se asustó la Real, quizás porque pensó que había trenzado demasiado bien esa jugada, y el Athletic asumió responsabilidades de equipo local. Hubo conexión con Raúl García, que disputaba su segundo derbi en cuatro días, y con Aduriz, que tuvo la más clara ante Rulli. El meta argentino estuvo nervioso pero efectivo, y salvó a su equipo del 0-1.
Moyes reaccionó y quitó del campo a Zurutuza y Canales, que no tuvieron opción por el planteamiento propio. También se fue el Agirretxe, que no tuvo ni media oportunidad para alargar su racha. La mejor -quién sabe si la única- buena decisión de Moyes fue dar entrada a Bruma y Jonathas. El extremo sirvió un gran centro con el exterior, y hasta en dos ocasiones el brasileño puso batir a Gorka, pero se encontró con el balón cuando el meta estaba ya muy encima.
Los locales empujaron en los minutos finales, pero no fue suficiente. Igual que en una película, no basta con un petardazo final para hacer olvidar un insulso inicio y desarrollo. Preocupa la Real de Moyes, que no sabe muy bien a qué juega. Tampoco estuvo acertado el Athletic de Bilbao, que no mostró la versión que sí se ve en los partidos contra los grandes.
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